La digitalización promete revolucionar la logística, pero muchas empresas aún encuentran obstáculos al implementarla. Falta de personal, estructuras rígidas y la urgencia del día a día conspiran contra el cambio. ¿Por qué el sector sigue resistiéndose y qué se necesita para romper esta inercia?
La digitalización transformó innumerables industrias en todo el mundo, optimizando procesos, reduciendo costos y mejorando la eficiencia. Sin embargo, en el sector logístico, especialmente en Argentina, la adopción de tecnología enfrenta una serie de resistencias que van más allá de la voluntad de innovar.
De hecho, según datos de plataforma de logística 4.0 Avancargo, el 33% de los transportistas argentinos tienen sus documentos únicamente en formato físico y el 48% sigue presentando la documentación solicitada en formato papel. Además, sólo un 8% admite que usa un sistema digital para presentar documentación.
La transición a un entorno digital no es inmediata ni sencilla. En el corto plazo, implementar un sistema suma trabajo. Este es el desafío del cambio digital, pero en el largo plazo, es la herramienta con la cual las empresas van a poder crecer y seguir compitiendo.
Hoy, cuando se habla de digitalización, el desafío no radica en la falta de interés, sino en la capacidad para llevar adelante el proceso de transformación. La gran mayoría de la flota circulante está en manos de Pymes, y la consecuencia de esta realidad es que, en muchos casos, los intentos de digitalización fracasan no porque la tecnología no funcione, sino por falta de estructura organizativa para sostenerla.
La resistencia al cambio digital afecta tanto a grandes empresas como a Pymes, pero por motivos distintos. En las empresas más grandes, la implementación de un sistema se mantiene y crece con el tiempo, pero la resistencia viene de las costumbres. En las Pymes, el problema principal es la falta de estructura y de personal suficiente para administrar la herramienta.
Además, muchas Pymes que cuentan con pocos camiones siguen gestionando su negocio de manera analógica. El dueño lleva todo en una hoja de papel a la par que maneja el camión. Digitalizarse implica ordenar procesos, pero también exige una inversión de tiempo y recursos que no siempre está disponible.
Otro de los grandes mitos en torno a la digitalización es la idea de que su implementación es demasiado compleja o requiere una capacitación inalcanzable para los trabajadores del sector.
La capacitación es un factor clave para una adopción exitosa. El desafío es que el software se adapte al usuario y no al revés. Un buen sistema debe tener una interfaz intuitiva, con lógicas complejas en el back-end, pero de fácil navegación para el operador.
Un software bien implementado ordena la operación y permite proyectar. No es solo una herramienta técnica, sino una estrategia para mejorar la competitividad.
A nivel industria, hay mucho desarrollo en software para la última milla y la logística urbana, pero queda mucho por hacer en el transporte de larga distancia.
La digitalización en la industria logística es un camino inevitable, pero lleno de desafíos. La resistencia no está en la falta de interés, sino en la falta de estructura, capacitación y tiempo para implementar nuevas herramientas. Sin embargo, las empresas que logren superar estos obstáculos no solo mejorarán su eficiencia, sino que tendrán una ventaja competitiva clave en un mercado cada vez más exigente.