Emplazado en el Área de Patrimonio Histórico del Bajo, la franquicia fusiona la arquitectura de influencias Liberty y Contemporánea, de manera dinámica y funcional. A lo largo de 10 meses, los arquitectos de la empresa pusieron en valor la casona y realizaron un gran trabajo de restauración que invita a los clientes a vivir una experiencia única.
Mostaza, una de las principales cadenas de fast food del país, desembarcó en el barrio porteño de San Telmo con una sucursal que fusiona la arquitectura de influencias Liberty y Contemporánea y permite a sus clientes disfrutar de sus productos en cada vez más puntos de la ciudad. Ubicado en Defensa 984, dentro del casco histórico de Buenos Aires, el nuevo local se presenta bajo la modalidad de franquicia, cuenta con tótems de digital order y se posiciona como el tercero de la compañía emplazado en un Área de Patrimonio Histórico de CABA.
La tienda está distribuida en dos plantas, con una superficie total de 320m2 y capacidad para más de 160 clientes. Ya desde la visual, Mostaza propone una fusión innovadora para fast food en la zona: mantiene y realza los valores estéticos y funcionales de la construcción original, pero con un concepto actual y look and feel moderno, característicos de la marca. El fileteado porteño da la bienvenida a la sucursal y se complementa con la intervención artística de la fachada y los espacios interiores, que recrean el ambiente y espíritu del barrio.
“Realizar esta obra fue un gran desafío ya que debimos tomar como punto de partida las características del inmueble histórico en el que se emplaza el local y fusionarlas con la estética que distingue a los locales de la marca. Nuestro objetivo fue conservar el solado en damero, las bovedillas, las molduras y las paredes de ladrillo visto, característicos de la construcción original”, comentaron desde la Gerencia de Arquitectura de Mostaza.
El contraste de materiales se completa con el trabajo de herrería y el vidrio mallado, y se destaca a través de la iluminación con bandejas suspendidas que permiten ver el cieloraso y artefactos colgantes vintage.
Mostaza se transforma así en una parada obligada para los locales y extranjeros que pasean por la plaza Dorrego, visitan la Feria de artesanías y antigüedades y los anticuarios de la zona, se sorprenden con la “casa mínima” y se sumergen en el encanto de las calles empedradas que combinan a la perfección con los locales de diseño actuales. Se trata de una conjunción única e inigualable que es un distintivo del barrio y lo hace atractivo a visitantes de todo el mundo y de la que Mostaza formará parte de ahora en adelante.
