El Covid-19 pegará más fuerte en los consumidores de bajos ingresos en Latinoamérica

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A principios de marzo, los consumidores en América Latina esperaban poder evitar el peor impacto causado por el nuevo brote de Coronavirus (COVID-19). Sin embargo, en tres cortas semanas, el número de infecciones conocidas aumentó exponencialmente, extendiéndose a todos los países de la región.

Eso, junto con el hecho de que la pandemia esencialmente ha cerrado la mayor parte del mundo, tiene a los consumidores en América Latina esperando que el impacto sea prolongado. De hecho, un estudio de Nielsen de 13 mercados latinoamericanos encontró que el 76% de los latinos ahora están preocupados por el COVID-19, y el 51% estima que está aquí para quedarse durante los próximos cuatro meses o incluso más.

¿Cuánto durará la pandemia en Latinoamérica?

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Fuente: Nielsen

Los desafíos para los consumidores de América Latina

Desde el comienzo de la pandemia, se ha aconsejado a los consumidores de todo el mundo sobre cómo controlar la propagación del virus: lávese las manos, practique el distanciamiento social y «#stayathome». Pero quedarse en casa no es una opción para más de la mitad de los consumidores (53%) que trabajan en América Latina. Estos consumidores pertenecen al sector informal y ganan dinero diariamente o semanalmente en puestos que a menudo no incluyen la seguridad social o los beneficios.

Si bien muchos gobiernos latinoamericanos buscan políticas para subsidiar a los consumidores de bajos ingresos y las poblaciones más vulnerables, las políticas no eliminan el riesgo de exposición al virus. Para muchos, quedarse en casa es una realidad imposible, ya que quedarse en casa significaría que estos consumidores vulnerables no tendrían suficiente dinero para comer o comprar lo esencial todos los días. Eso significa que continúan trabajando, lo que aumenta el riesgo de infección. Es una situación cada vez más compleja que se suma al malestar social y un aumento latente de la delincuencia a corto plazo.

A medida que la huella del COVID-19 se extendió por América Latina, muchos se preocuparon profundamente por las crecientes consecuencias humanitarias, económicas y políticas. COVID-19 tendrá el mayor impacto en los consumidores que están menos equipados para manejarlo: aquellos que viven en extrema pobreza y desigualdad.

La pobreza y la desigualdad ya eran un problema en la región, pero el COVID-19 las exacerbará, ejerciendo una mayor presión sobre las perspectivas financieras y los estilos de vida de los consumidores.

El optimismo de los consumidores latinoamericanos hacia las perspectivas laborales, incluso antes del COVID-19, ya era el más bajo del mundo. Y con el aumento de las tasas de desempleo, el estímulo y la asistencia de los gobiernos serán fundamentales para mantener a flote la estabilidad financiera de los países.